martes, 21 de agosto de 2012

Feliz 20 Aniversario de la Peña Mutilzarra 1992-2012



Tal día como hoy, 21 de Agosto, hace 20 años -en 1992-, nació la Peña Mutilzarra, pero ¿cómo fue exactamente?. Nos lo cuenta de primera mano su fundador:



De cómo se formó este bodrio, y su primera sede:

        
        Andábamos 20 años ha, nada más y nada menos, en la cuadrilla (gure kuadrilan, gure kuadrilan...) durante nuestras atareadísimas tardes de estudio sociológico de alto nivel de los usos y costumbres de la Rua de San Nicolás, observando a esa especial estirpe que forman los mutilzarras. Los mirábamos con admiración desde nuestra visión de pipiolos cuasi imberbes, más mutiles que zarras. Estas dos cosas se arremezclaron en mi Koskola y no pararon de ciriquiar en ella, hasta unirse en la obvia y logiquísima solución que se tenía que derivar de ellas. Crearíamos una Peña que además ayudara a conservar en nosotros ese espíritu de los mutilzarras que tanto admirábamos.

        Así, convoqué a la mara en “El Marrano”, de la Calle San Nicolás. Entonces se llamaba “Vinos el Cosechero”, aunque nadie lo hubiera localizado por ese nombre. Conservaba el encanto de los antiguos locales frecuentados por andarines de todos los tiempos. La barra de acero a la derecha, con las ricas sardinas en gabardina que afamaban el lugar y ayudaban a reponer fuerzas si la vuelta se iba alargando. De vez en cuando se abría una siniestra puerta a la izquierda, frente a la barra, y subía por unas escaleras, que debían de llegar casi tan profundo como el zulo por el que huyó despavorido el dragón de San Miguel de Aralar, un nuevo cargamento de anchoas, o una caja del peleón tintorro que luego bebíamos de porrón (pon porrón, pon); Seguro que lo tenían de más categoría, pero nunca lo comprobamos. Tampoco llegamos a ver a la cocinera, pero suponemos que debía de estar al fondo de esas escaleras, con el mentado dragón. Entonces Eli o “El Bigotes del Barça” nos ponían lo que era menester, sin necesidad de preguntarnos que queríamos. Al fondo observándolo todo estaba “Ojobiriqui”, el dueño, sentado frente a una de las mesas de formica de último diseño, desde donde nos saludaba, mientras ingería algún espirituoso junto a la puerta de los baños; por supuesto mantenían la taza turca. No había duda, ésta iba a ser la sede de la futura peña.

        Aquel día yo llevaba un cartapacio de papelajos donde se fraguaba el futuro invento. Trataba de explicarselo a los demás en balde. Pión les daba la brasa a unas mocetas cercanas, contando sus estrambóticas batallitas ante la horrorizada mirada de  las víctimas. Fraguel, el que bebía cerveza en vez de clarico con gas, discutiendo de cuestiones trascendentales con el Bigotes. Trepa supongo que dormido de pie, Zaldiko en la puerta verificando que todo era correcto dentro y fuera del bar. Paco de la Noche tratando inútilmente que alguien le entendiera algo de lo que decía, y en definitiva cada cual a su aire. En vista de la imposibilidad de poner orden en tan esperpéntica situación se me ocurrió algo que sabía nos uniría a todos. Dije con el mol en una mano y la carpeta en la otra “¿Quién vota por el parrandeo más absoluto?”. Todos cual resortes dejaron sus importantes quehaceres y levantaron sus vasos unánimemente berreando al unísono “Yo”. Entonces Eli nos saco otra ronda y Pión cantó una jota, de esas que él llama saeta por esas cosas que nadie entiende. Así nació la Peña Mutilzarra.

        Han pasado 20 añazos. Algunos estamos casados. Otros mozos y mozas en edad de merecer. Y también los hay auténticos mozoviejos. Quizá fue un espejismo. A lo seguro nos faltaba edad para saber lo que realmente pensábamos, para entender de veras la “mutilzarrería”. Pero con todo, lo bueno es que ya hay montoneras de nueva chavalería, hijos de socios, mueticas y mueticos que dentro de poco tiempo podrán llevar con orgullo y el espinazo doblado la pancarta de la peña, gracias a aquel momento de inconsciencia. Quizá no debimos de llamarla Mutilzarra (menudo chorreo nos cayó por graciosillos), pero ya está hecho, y bien hecho. Lo principal es que, ahora, cuando nos reunimos en el local que sea (porque parecemos los del circo, de sitio en sitio) abrimos el frasco de las esencias y tiembla nuestra vieja Iruña. Por eso gritamos al unísono:



¡VIVA LA PEÑA MUTILZARRA, VIVA SAN SERAPIO, VIVA SAN FERMÍN Y VIVA LA ÓRDIGA!.