Tal día como hoy, 21 de Agosto, hace 20 años -en 1992-, nació la Peña Mutilzarra, pero ¿cómo fue exactamente?. Nos lo cuenta de primera mano su fundador:
De cómo se formó este bodrio, y su primera sede:
Así, convoqué a la mara en “El Marrano”, de la Calle San
Nicolás. Entonces se llamaba “Vinos el Cosechero”, aunque nadie lo hubiera
localizado por ese nombre. Conservaba el encanto de los antiguos locales
frecuentados por andarines de todos los tiempos. La barra de acero a la
derecha, con las ricas sardinas en gabardina que afamaban el lugar y ayudaban a
reponer fuerzas si la vuelta se iba alargando. De vez en cuando se abría una
siniestra puerta a la izquierda, frente a la barra, y subía por unas escaleras,
que debían de llegar casi tan profundo como el zulo por el que huyó despavorido
el dragón de San Miguel de Aralar, un nuevo cargamento de anchoas, o una caja
del peleón tintorro que luego bebíamos de porrón (pon porrón, pon); Seguro que
lo tenían de más categoría, pero nunca lo comprobamos. Tampoco llegamos a ver a
la cocinera, pero suponemos que debía de estar al fondo de esas escaleras, con
el mentado dragón. Entonces Eli o “El Bigotes del Barça” nos ponían lo que era
menester, sin necesidad de preguntarnos que queríamos. Al fondo observándolo todo
estaba “Ojobiriqui”, el dueño, sentado frente a una de las mesas de formica de
último diseño, desde donde nos saludaba, mientras ingería algún espirituoso
junto a la puerta de los baños; por supuesto mantenían la taza turca. No había
duda, ésta iba a ser la sede de la futura peña.
Aquel día yo llevaba un cartapacio de papelajos donde se
fraguaba el futuro invento. Trataba de explicarselo a los demás en balde. Pión
les daba la brasa a unas mocetas cercanas, contando sus estrambóticas
batallitas ante la horrorizada mirada de
las víctimas. Fraguel, el que bebía cerveza en vez de clarico con gas,
discutiendo de cuestiones trascendentales con el Bigotes. Trepa supongo que
dormido de pie, Zaldiko en la puerta verificando que todo era correcto dentro y
fuera del bar. Paco de la Noche tratando inútilmente que alguien le entendiera
algo de lo que decía, y en definitiva cada cual a su aire. En vista de la
imposibilidad de poner orden en tan esperpéntica situación se me ocurrió algo
que sabía nos uniría a todos. Dije con el mol en una mano y la carpeta en la
otra “¿Quién vota por el parrandeo más absoluto?”. Todos cual resortes dejaron
sus importantes quehaceres y levantaron sus vasos unánimemente berreando al
unísono “Yo”. Entonces Eli nos saco otra ronda y Pión cantó una jota, de esas
que él llama saeta por esas cosas que nadie entiende. Así nació la Peña
Mutilzarra.
Han pasado 20 añazos. Algunos estamos casados. Otros mozos y
mozas en edad de merecer. Y también los hay auténticos mozoviejos. Quizá fue un
espejismo. A lo seguro nos faltaba edad para saber lo que realmente pensábamos,
para entender de veras la “mutilzarrería”. Pero con todo, lo bueno es que ya
hay montoneras de nueva chavalería, hijos de socios, mueticas y mueticos que
dentro de poco tiempo podrán llevar con orgullo y el espinazo doblado la
pancarta de la peña, gracias a aquel momento de inconsciencia. Quizá no debimos
de llamarla Mutilzarra (menudo chorreo nos cayó por graciosillos), pero ya está
hecho, y bien hecho. Lo principal es que, ahora, cuando nos reunimos en el
local que sea (porque parecemos los del circo, de sitio en sitio) abrimos el
frasco de las esencias y tiembla nuestra vieja Iruña. Por eso gritamos al
unísono:
¡VIVA LA PEÑA MUTILZARRA, VIVA SAN SERAPIO, VIVA SAN FERMÍN Y VIVA LA ÓRDIGA!.